Capítulo 2

Después de muchas llamadas y de muchos mensajes, Luis accedió a quedar otra vez con ella, cómo no, en el café donde se conocieron, eso lo propuso la Sara, sólo para hacer sentir un poco mejor a Luis, para demostrar que todavía se recordaba del primer lugar donde se conocieron. Obviamente no lo consiguió. Quedaron un domingo a las tres de la tarde, ya que la Sara tenía planes por la tarde, la cosa ya empezaba bastante mal, pero aún y así Luis se presentó al café a las tres de la tarde sin poner ningún tipo de inconveniente, y podría haber puesto miles. La Sara llegó y sólo con el guiño insignificante que se dieron, ya sabía que Luis no estaría tan receptivo como siempre. La Sara empezó a hablar, pero no de lo que pasó en el restaurante sino del mero día que habían pasado haciendo surf. Y realmente era verdad, antes de lo que pasó disfrutaron muchísimo, pensó que así Luis estaría al menos un poco más cómodo con ella; y sinceramente, lo consiguió. En Lluís, el surf, desde pequeño, ha hecho que salga de problemas, o al menos que encuentre una escapada durante unas horas. Gracias al surf, Luis es quien es. Estuvieron muchas horas hablando, ya estaban mucho mejor y Luis no paraba de hablar de experiencias que había pasado haciendo surf; se notaba que, era su vía de escapatoria. Todo de una la Sara se dio cuenta de que eras las nueve de la noche y que ella había quedado con sus amigas a las seis. Además de la hora, también vio más de diez llamadas de ellas, pero estaba tan cómoda con Luis en aquel café de barrio, que apagó el móvil y se olvidó completamente de todo. Aquella tarde, Luis habló de su vía de escapatoria pero, la Sara en lugar de hablar de alguna de ellas se dio cuenta de que su vià de escapatoria, era en Lluís. Pasaron un par de horas más y los hicieron fuera del bar porque ya cerraban. Habían pasado toda la tarde y parte de la noche hablando. Se habían vuelto a encontrar y en una de esas conversaciones, salió el tema del restaurante. Luis le dijo a la Sara al momento que salió. -Sara, déjalo estar, lo entiendo, no pasa nada todos nos bloqueamos a veces y no sabemos cómo actuar, no me enfado, vale? Fueron las palabras más machaconas que le dijeron a la Sara, después de la que hizo. Mientras Luis acompañaba a casa a la Sara todo de una ella le propuso que se quedara a cenar. Eran las once de la noche pero ninguno de los dos habían soñado. Él se puso un poco nervioso pero accedió porque tenía bastante gana y la verdad le venía de gusto quedarse a cenar con ella. Una vez arriba se pusieron a cocinar pasta, con música tranquila, sin ningún problema entre los dos solo ellos riendo y cocinando. Después de cenar eran casi la una de la madrugada y la Sara ya daba por hecho que Luis se quedaría a dormir, pero él no lo tenía ni pensado. Entonces la Sara le dijo. -mañana por la mañana, vamos a desayunar unos churros, oye? Luis respondió. -Me viene muy de gusto Sara, ¿dónde quieres que nos encontremos? La Sara se dio cuenta de que Luis no tenía pensado quedarse a dormir y contestó. -Lluís, a ti te cuesta entender las indirectas por lo que veo, así que te lo digo directamente, ¿quédate a dormir, no? Don Luis a pesar de ser un hombre muy correcto, se puso rojo sólo de imaginar una noche con ella, y obviamente no rechazó la mera oferta que le propuso la Sara. Ya muy de noche mientras Luis dormía, la Sara la observaba y se da cuenta de cómo de afortunada era por haber encontrado a una persona como él. Le salía una sonrisa inevitable sólo de recordar los momentos que habían pasado juntos ese día. La Sara era muy feliz con Luis y cada día que pasaba, se enamoraban más y más aún.